Éxito colectivo

JOSÉ FERRÁNDIZ LOZANO [www.joseferrandiz.com]

13 octubre 2001

Una cosa es sentarse a ver la versión teatral del "Tractat d’Almirra" y otra vivir su organización. De ahí que José Navarro, actual codirector junto a Juan José Ponsoda de la escenificación, prefiera referirse en privado a ella con otro título: "El milagro de Almizra". La puesta en escena de los sucesos de 1244 que llevaron al rey Jaime I el Conquistador y al infante don Alfonso —futuro Alfonso X el Sabio— a encomendarse a la diplomacia para negociar la frontera al sur del Júcar entre las Coronas de Aragón y Castilla, no es fácil para un pueblo que no sobrepasa los cuatrocientos habitantes. Y, sin embargo, el "milagro" se viene repitiendo desde 1976 gracias a un éxito colectivo que cuenta con una larga relación de nombres: los de los actores, los de los músicos, los de los componentes de la primera comisión organizadora, los de quienes continuaron con la organización, los de los técnicos, los de los autores de los textos, los de los que están detrás y no se ven, los de los artistas que diseñan carteles, folletos, decorados o vestuario.

Al entrar en la década de los setenta, el proyecto de poner sobre el escenario las intrigas de Almizra era una ilusión local a la que no le faltaron animadores. En el programa de fiestas de Campo de Mirra de 1973 puede leerse, por ejemplo, un artículo del historiador villenense José María Soler que era una clara invitación al atrevimiento. "Si los parlamentos y las representaciones se cuidan debidamente; el escenario se prepara de un modo espectacular que no excluya el posible rigor histórico, y los personajes se visten con el boato que su alcurnia reclama, seguros estamos de que la representación anual de Campo de Mirra bien pudiera alcanzar, en plazo no muy lejano, un lugar muy señalado entre las fiestas de estilo medieval tan de boga en estos momentos por todo el país", decía. El Tratado de Almizra se representó por fin en 1976, aprovechando la conmemoración del VII Centenario de la muerte de Jaime I. Pudo haber sido un acto coyuntural para completar la efemérides, pero se convirtió en el inicio de una cita anual que —de la mano, primero, de la Sociedad Cultural Amigos de San Bartolomé y del Patronato del "Tractat d'Almirra", después— ha llegado ya a su veinticinco aniversario.