Un libro que abre perspectivas

CHRISTIAN MANSO, Catedrático de la Universidad de Pau (Francia)

17 mayo 2001

Web personal de José Ferrándiz Lozano

Je n'ai souci que de vie, de lutte, de fièvre. ZOLA

Acaba de publicar José Ferrándiz Lozano un libro titulado "Azorín, la cara del intelectual. Entre el periodismo y la política" (Editorial Agua Clara. Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert). Consta de ocho estudios centrados en una bipolaridad —periodismo y política— que no dejó de articular el pensamiento de José Martínez Ruiz y luego Azorín durante los tres cuartos de siglo que duró su compromiso de pequeño filósofo a lo Montaigne y de clarividente, perspicaz y sagaz intelectual. José Ferrándiz Lozano, como fiel seguidor de su Maestro y como egregio periodista y politólogo, sabe que la verdad está en marcha y que nada, nadie, la podrá parar, detener, a pesar de cuantos obstáculos, trabas, susceptibles —todavía— de surgir a cada paso en la áspera, escarpada, accidentada senda que ha elegido. Él también con sus trabajos científicos se ha lanzado en un combate, en una empresa de largo aliento: hacer que triunfe poco a poco la verdad y que poco a poco se rehabilite, se dignifique —como es debido— la figura polifacética de José Martínez Ruiz, Azorín, una de las conciencias europeas más agudas, penetrantes del siglo XX.

Nada más empezar su obra pone de realce con epígrafes explícitos el significado fundamental, esencial de lo periodístico y de lo político para Azorín, y podemos añadir que reuniendo esos dos textos breves, pero gruesos de sentido, el autor del libro nos esboza ya los rasgos sobresalientes, pertinentes, del escritor de la modernidad según la propia terminología de Baudelaire. El impacto de la prensa, tanto por el espacio que brindaba a los periodistas —que las más veces eran creadores—, como por la pequeña revolución de su tecnicismo finisecular, iba a diseñar, a generar una tipología nueva en la escritura en general del siglo XX, lo que captó el literato monovero en cierne: de ahí su don de visionario en muchos campos intelectivos. A este respecto se podrán leer con fruición y sumo interés los textos titulados "Precursor del nuevo periodismo", "Enviado especial de Abc en París", "El periodismo como acción, el escaño como butaca", donde José Ferrándiz Lozano demuestra científica y palmariamente que Azorín mucho antes de los teorizantes del periodismo americano había revolucionado –mental, conceptual y filosóficamente– lo que había de ser el periodismo del siglo XX. Es hora de dar al César lo que es del César. Interesante, y quizá esclarecedor, es el texto "Dictadura y vanguardia en los años veinte: su huida de la censura", en el que intenta explicar la adhesión de Azorín al surrealismo y la creación de la famosa y enigmática "Judit".

No quisiéramos terminar sin mencionar la "Introducción" del libro firmada por el erudito y entrañable Santiago Riopérez y Milá, destacadísimo azorinista que con su aprehensión personal y "lejos de todo lo adventicio y coyuntural", escribe con pluma esplendente lo que le dicta la razón… y el corazón.

En conclusión, un libro que le da más amplitud al frente de la investigación, que abre perspectivas, y que rescata del río del olvido al que sabía, como Louis Aragon, que el espumante y amplio mar interior pasa por debajo de París y fluye por debajo de Delfos, que existe un punto donde confluye un mediterráneo de rumores.