Reflexismo and Cía

JOSÉ FERRÁNDIZ LOZANO [www.joseferrandiz.com]

JOSÉ ANTONIO CÍA. 30 AÑOS DE REFLEXISMO, Alicante, Patronato Municipal de Cultura, 2002, p. 22 (Catálogo de su exposición antológica en la Sala municipal Lonja del Pescado, del 6 de febrero al 1 de marzo de 2002)

En 1985 se puso a prueba la originalidad de Cía. El Centro de Documentación de la entonces Caja de Ahorros de Alicante y Murcia conectó, por medio de la RED INCA, con diversas Bases de Datos dispersas por el mundo. Las palabras claves que se le proponían eran: reflexismo, aluminio, corte-rasgadura, metal, luz, reflexión, pintura, color, plano y relieve. El objeto no era otro que comprobar si el arte propuesto por José Antonio Cía -el reflexismo- se experimentaba en algún punto del mapa mundi. La respuesta fue contundente: el único cultivador era el artista alicantino.

El reflexismo lo regaló Cía en una exposición de 1972, amparado con un manifiesto del autor, que se distribuyó en una hoja desplegable. "La luz es una manifestación de la energía -explicaba-. La luz ilumina las cosas, los objetos, las formas y produce color. La luz del sol es blanca; al iluminar las cosas, éstas reflejan todo, o parte de la luz. Así cuando un objeto refleja toda la luz recibida se nos aparecerá blanco, en caso contrario lo veremos negro. Otras veces los objetos reflejan parte de la luz y entonces adoptará el color que reflejan en cada caso".

Y como el principio de Arquímedes, que aquel genio de Siracusa descubrió en la bañera, el reflexismo fue descubierto por Cía por golpe de azar.

"Todos los descubrimientos del mundo que se pueden hacer están en el mundo -dice-, esperando a que alguien llegue. Uno gota de colonia cayendo del lavabo la han visto millones de personas. En cambio, cuando yo vi caer una gota de colonia y vi que empujaba el agua y la escindía me fui inmediatamente a por una acuarela. Pinté y, sin dejar que secara, tiré colonia. Se me abrieron como una especie de flores".

Cía vivió un momento parecido en el castillo de San Fernando, allá por los años sesenta. Fue, sin duda, el primer chispazo de un arte que abría puertas. "Estaba pintando un paisaje y, al descender la luz del sol, casi al ocaso, empezaron a brillar unos vidrios rotos. Los recogí y los pegué a un cuadro. Lo puse ante la luz y aquello reflejaba, pero no era lo que yo buscaba". El artista insistió en su investigación y tardaría algún tiempo en percatarse del aviso definitivo. "Un día haciendo un grabado sobre una plancha de aluminio, al hendir el punzón, vi que se abrían unos brillos. Al moverme de un lado a otro percibí que aquellos brillos se iban de un lado para otro. Empecé a hacer rayas horizontales, verticales, inclinadas, e intenté descubrir un nuevo mundo, haciendo una grafía nueva de la pintura". Había nacido el Reflexismo.